Kate Furbish: la mujer que pintó la naturaleza de Maine

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A finales del siglo XIX, cuando la botánica era aún un campo dominado por hombres, una mujer recorrió incansablemente los bosques, ríos y montañas de Maine con un solo propósito: documentar la flora nativa de su estado natal. Catherine ‘Kate’ Furbish dedicó más de 60 años de su vida a la botánica, viajando miles de millas y creando ilustraciones de una precisión inigualable. Su legado sigue vivo en las especies que llevan su nombre y en su extraordinaria colección de acuarelas científicas.

TEXTO POR ARIADNA DEL MAR
ILUSTRADO POR ANDREA REGATERO
ARTÍCULOS | MUJERES DE CIENCIA | EFEMÉRIDES
BOTÁNICA | MUJERES DE CIENCIA | NATURALEZA
19 de Mayo de 2025

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Un amor temprano por la naturaleza

Kate Furbish nació en 1834 en Exeter, New Hampshire, pero creció en Brunswick, Maine. Desde pequeña, mostró una gran fascinación por la naturaleza, y su pasión por la botánica se consolidó tras asistir a conferencias sobre la clasificación de plantas en el Bowdoin College. Inspirada por los grandes naturalistas de su tiempo, decidió dedicar su vida al estudio de la flora de Maine.

Su incansable labor la llevó a descubrir dos especies que, en reconocimiento a su dedicación, fueron nombradas en su honor: Pedicularis furbishiae, una planta rara de las riberas del río San Juan, y Aster cordifolius variedad Furbishiae. Estas especies, algunas de ellas en peligro de extinción, son testigos vivos del impacto de su legado.

Un viaje sin descanso por los paisajes de Maine

A lo largo de seis décadas, Furbish recorrió incansablemente su estado natal, explorando desde los acantilados costeros hasta los bosques más remotos. Viajó a pie, en canoa y en tren, documentando con minuciosidad cada especie vegetal que encontraba. Sus expediciones la llevaron a descubrir plantas que hasta entonces no habían sido registradas, enriqueciendo el conocimiento botánico de la región.

Arte y ciencia en perfecta armonía

Furbish no solo recopilaba y clasificaba especies, sino que también las ilustraba con un nivel de detalle impresionante. Sus acuarelas, meticulosamente elaboradas, capturaban la esencia de cada planta con una precisión que rivalizaba con la fotografía científica. Su trabajo se convirtió en un invaluable recurso para la botánica y la conservación del medio ambiente.

Descubrimientos que llevan su nombre

Su incansable labor la llevó a descubrir dos especies que, en reconocimiento a su dedicación, fueron nombradas en su honor: Pedicularis furbishiae, una planta rara de las riberas del río San Juan, y Aster cordifolius variedad Furbishiae. Estas especies, algunas de ellas en peligro de extinción, son testigos vivos del impacto de su legado.

Un reconocimiento tardío pero eterno

A pesar de su extraordinaria contribución a la ciencia, Furbish no recibió el reconocimiento que merecía en vida. Sin embargo, su trabajo ha sido preservado y valorado con el tiempo. Su colección de más de 1,300 ilustraciones botánicas se encuentra resguardada en la biblioteca de Bowdoin College y sigue siendo un referente para investigadores y amantes de la naturaleza.

Un legado que florece

Kate Furbish demostró que la ciencia y el arte pueden coexistir en perfecta armonía. Su incansable labor de exploración y documentación dejó una huella imborrable en la botánica, y su nombre sigue vivo en las especies que descubrió. Gracias a su pasión y determinación, la flora de Maine quedó registrada para la posteridad, asegurando que las generaciones futuras puedan conocer y valorar la riqueza natural de su estado natal.

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